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domingo, 1 de octubre de 2017

HOMENAJE A JOSEP GIBERT.




'Una vida dedicada al conocimiento de los primeros europeos', un homenaje a José Gibert.

El libro editado por la Diputación de Granada y coordinado por Francesc Ribot ha sido presentado en Orce


JOSÉ UTRERA GARCÍABaza
En el marco del programa Verano Cultural 2017, se ha presentado en Orce un libro homenaje al paleontólogo José Gibert. El libro lleva por título: “Homenaje a José Gibert Clols, una vida dedicada al conocimiento de los primeros europeos”. Ha sido editado por la Diputación de Granada y coordinado por el Francesc Ribot, discípulo y amigo de Gibert. En este volumen participan cerca de 50 autores, muchos de ellos científicos que participaron en el congreso internacional de paleontología humana (Orce, 1995) y han querido dejar constancia del afecto y admiración hacia la persona de José Gibert.
Entre ellos destaca el profesor Emiliano Aguirre, impulsor de las investigaciones en Atapuerca y quien en un principio fue escéptico con los hallazgos pero acabó reconociendo la humanidad del cráneo de Orce al publicarse nuevos datos anatómicos y bioquímicos. Aguirre, académico de la Real academia de Ciencias y premio Príncipe de Asturias titula su capítulo, “José Gibert: un científico eminente y constante en un entorno difícil”. Entre amigos y colaboradores destaca el capítulo firmado por F. Ribot y A. Iglesias con título “El hombre de Orce: un fósil incómodo. Historia de una polémica recurrente” donde se hace una revisión objetiva de cómo surge la polémica de Orce el año 1984, es superada en 1995 y vuelve a surgir después del congreso internacional de 1995 para finalmente ser zanjada el año 2006.
En la presentación del libro participaron la Diputada de Cultura de la Diputación de Granada, el Alcalde de Orce, el Catedrático de Prehistoria de la Univ. de Murcia Michael Walker, La doctora Concha Borja y el hijo del homenajeado, el profesor de petrología de la Universidad de Barcelona Luis Gibert.
En el transcurso de sus intervenciones el Alcalde de Orce destacó la figura humana y científica de José Gibert, “su rigurosidad, capacidad de trabajo, calidad científica y humana”, “era una persona con la que se podía charlar amigablemente en cualquier lugar”, “murió sin que su trabajo le fuese reconocido y eso nos obliga a estar siempre recordándole y agradeciéndole sus investigaciones y descubrimientos en Orce”.

Para la Diputada de Cultura, este libro representa un reconocimiento a la persona de José Gibert por dar a conocer a Orce al mundo y haber realizado una investigación coherente. En el año 2013 la Diputación de Granada le otorgó la Medalla de Oro de la provincia pues “sin su trabajo Orce hoy no sería lo que es y de bien nacidos es ser agradecidos”.
El Prof. Walker, codirector con Gibert de las excavaciones en el yacimiento murciano de Sima de la Palomas dijo tener un muy buen recuerdo de su persona, de su amistad, de su trabajo riguroso y de su capacidad de aguantar las calumnias que desafortunadamente se dan en nuestra disciplina. “Afortunadamente la ciencia al final siempre triunfa y su trabajo y aportación científica ha sido finalmente aceptado por todos.”
La doctora Concha Borja, quien realizó una tesis doctoral sobre proteínas fósiles en los restos de Venta Micena, explicó cómo se iniciaron los trabajos sobre inmunología en los fósiles de Orce, con J.M. Gallardo, Felipa Martínez (vecinos de Orce) y el catedrático de la Univesidad de Granada Enrique García Olivares. Borja explicó el proceso de investigación realizado en UGR y cómo, ante los primeros resultados positivos donde se determinaban proteínas fósiles humanas en los restos polémicos de Venta Micena, los análisis fueron repetidos en varias ocasiones para eliminar cualquier duda. También fueron contrastados con el pionero en estas técnicas el doctor Lowenstein de la Universidad de California, quien obtuvo los mismos resultados, utilizando técnicas y muestras distintas. La identificación de proteínas fósiles humanas en diferentes fósiles de Venta Micena permitió superar la polémica que existía sobre la anatomía del cráneo. Borja se lamentó de que, habiendo sido la Universidad de Granada pionera en Europa en este tipo de investigaciones, esta línea de trabajo no tuviera continuidad y apoyo por parte de la universidad, “donde estaríamos ahora si esta línea de investigación hubiese continuado”.

Pepa Beotas y José Gibert

Finalmente, Luis Gibert, agradeció a la Diputación de Granada la publicación de este libro, y a Francesc Ribot la labor de coordinación del mismo he hizo un resumen de la trayectoria profesional de su padre, explicando cuales fueron sus mayores aportaciones al conocimiento. Para Luis Gibert la participación en este libro de importantes científicos implica reconocer la figura científica de José Gibert, también la participación de amigos y allegados revalorizan su figura humana. Destaca entre estos el artículo de José Ladrón de Guevara titulado “Memoria de una tropelía” y las palabras de la persona que mejor le conoció, la pintora Pepa Beotas de quien reproducimos aquí un fragmento de su capítulo: “Conocí a José Gibert en Tarragona en 1967, yo era hija del gobernador militar y él cumplía un castigo por haber desertado de la mili. No fue una relación fácil, él no era el candidato ideal, pero se salvaron todos los obstáculos y nos casamos seis meses después. Lo que más me impresión de él fue su extraordinaria inteligencia, unida a su bondad. Durante nuestra historia en común fuimos leales el uno al otro y nos apoyamos en todo. Su pasión por el conocimiento no tenía límites, todo le interesaba y de todo podía opinar con criterio y argumentos. Era audaz, valiente, generoso y siempre estaba donde debía. A sus hijos les transmitió su pasión por la vida, su curiosidad y su entusiasmo. Se enfrentó a la muerte con el mismo valor con el que había vivido. Lo último que me dijo fue: creo que he conseguido tener la vida que quise y estoy tranquilo porque mis hijos ya tienen una formación y están bien. Pero tú, ¿podrás resistirlo?”. Yo le cogí la mano y le dije: “Sí que podré". Desde entonces no hay un solo día que no recuerde mi promesa y que no piense en él, en todo lo que a su lado aprendí, la vida tan plena que me proporcionó y le doy gracias al universo por haberle conocido y haber compartido con él los mejores años de mi vida, y me enorgullezco de haberle elegido como padre de mis queridos hijos, que siempre están a mi lado y que han heredado de su padre sus mejores valores”.