PREGÓN DE LAS FIESTAS DE ORCE 2014
(PREGONERO FRANCISCO ARRÉS GÓMEZ).
FOTO: J.J. CARVAJAL
Muy buenas
noches Orcerinos, amigos y visitantes, este que se presenta aquí esta noche
seguro que no lo esperabais, ni yo tampoco, porque como sabéis tradicionalmente el pregón
lo vienen haciendo personas de Orce o muy arraigadas a este pueblo que viven fuera, siempre conocidas, queridas, y
como no bien recibidas.
No sé si
agradecer o no, a nuestro alcalde el que haya tenido la ocurrencia de acordarse
de mí, seguro que con esto de la crisis buscaban un personaje con tablas,
¡claro como soy carpintero! y en vez de
buscarlo de fuera, que sea de nuestra cantera y así más barato.
Si me pongo
muy nervioso y no lo hago bien, espero que me disculpéis, puede ser por la falta de costumbre, pero no
será por el interés y respeto que tengo hacia vosotros y hacia mi pueblo.
Para mí ha
sido sorprendente, emotivo y un gran reto, asumir esta responsabilidad de
torear este toro que se me ha brindado en esta plaza tan grande, que ya hay que
tener valor y ganas para hacerlo, pero
el que me conoce bien sabe que yo nunca o casi nunca digo que no a nada.
Yo, que no
soy de ciencias, ni de letras, ni humorista, como algunos de mis antecesores
¡ah perdón ¡ de letras sí, soy de letras, pero de las que hay que pagar en el
banco. Ahora que os cuento yo que estoy todos los días entre vosotros, con lo
fácil que hubiera sido decir no que no, con lo agusto que se está ahí sentado
mirando el escenario, pero voy a intentar hacerlo de la manera más sencilla posible.
FOTO: J.J. CARVAJAL
Creo que
casi todo el mundo me conoce, sin duda alguna los residentes de orce, y los que venís para vacaciones, y fiestas, seguro
que me habréis visto por ahí vestido de danzante, o de moro o también de Rey
Mago.
Y si aún así no sabéis quien soy, preguntar
por Paco Arrés, Paco el carpintero, Paco el chute, o el Paquillo
y a todos esos nombres os puedo responder: hijo de Margarita la del tío
Paquillo y de José María el chute (que
nos dejó hace unos años y que donde
quiera que esté, seguro que se siente
muy orgulloso de que hoy yo esté aquí).
Nací en el
barrio San Antón, un día 4 del 4 del 64, mi día es el día 4 , me casé un 4 de
Enero, mi mujer y mi hermana nacieron en el mes 4, mi hija Cecilia nació en la habitación nº 4,
mi hija Sofía nació el 24 del 4, y así podría seguir , os lo aseguro, contándoos
muchas más coincidencias con respecto al número 4, hasta el año del pregón que
termina en 4, todo mera casualidad pero me persigue el este número, solo falta
que me toquen 4 millones de euros.
El año que nací fue muy movido, lo de movido lo digo
porque fue el año de los terremotos, y el
pasado mes de Junio hizo los 50 años, los mismos que tengo yo y nuestra paisana
Milagros, compañera de escuela que nació aquella noche inolvidable, cuando el pueblo empezó a temblar , y de ahí le viene su nombre, y así continuó bastantes meses , hasta el
punto de causar daños materiales en la Iglesia, Castillo, casas , cuevas, y a
consecuencia de ello hubo gente que durante algún tiempo tuvo que irse a los pueblos de alrededor.
Cuenta mi
madre (porque yo tenía tan solo 2 meses) que durante el día lo pasábamos en la
cueva, pero con las puertas abiertas y las alarmas encendidas, y por la noche
nos sacaba a mi hermana Maruja y a mí, a dormir en las eras, o sea en la
calle, junto con los demás vecinos del barrio, y así estuvimos
durante algún tiempo, porque no paraba de dar réplicas y claro nunca se sabe cuándo
van a ser ni cómo van a venir.
Con el
tiempo fueron aminorando, y las aguas volvieron a su cauce, aunque alguna
vez, muy de vez en cuando nos sacuden con el ala muy suavemente.
Para que
veáis que estas cosas no pasan solo en la tele.
Entre el
barrio San Antón y Rozalay, pasábamos los días cortos y fríos de invierno y los
largos y calurosos de verano , donde tenía unos vecinos excepcionales, éramos
todos como una familia ,allí las puertas de las casas siempre estaban abiertas,
como no recordar a Esperanza y Marchena, este componente del duo copa y dulce,
la tía Catalina, Andrés y Pepa, el minas y María, Anita y Juan Antonio, los Capitos, Pedro y Angustias, Amadeo y su
mujer que vivían en la casa que había en
la ermita de San Antón, y cuando pasaban por la puerta la gente que venía de la
Alquería y el Margen a vender a los mercados, en burras y mulas, echaban las
monedas por las ventana al Santo, y su hijo Miguel y yo nos encargábamos de que
de vez en cuando se perdiera alguna monedilla.
En estos
barrios como os decía pase toda mi
infancia, allí nos juntábamos mis primos los cacos y sobre todo mi primo Pedro
el lechero que era con el que más tiempo pasaba, y todos los vecinos que
estábamos allí.(entre ellos Nacho, Esteban, Matías, carriles, Juanjo, Pedro,
Chan, Juan Antonio).
Jugábamos a la ruleta, al hoyo, a chinche
monete, también subíamos al tale a jugar
a los pistoleros, o cuando cogíamos aquellas piñas caídas de los pinos que eran
nuestro rebaño de ovejas, casi todos los juguetes los fabricábamos nosotros,
con latas, cuerdas y palos.
¡Cuánto
jugaríamos al futbol en la era del tío Carrasco y la de Pedro el Quinto o
encima del llano! que hacíamos campeonatos con los otros barrios.
Tendría muchas
anécdotas que contar, recuerdo cuando nos mandaron a mi Pedro y a mí, a por
agua al rozalay con la burra del tío Ciriaco, y
cuando subíamos tan tranquilos ya con los cántaros llenos y los dos
montados se nos rompió la cincha y zaf
al suelo y creo que no quedó ningún
cántaro vivo.
O cuando se
dormía con las abuelas, me dio mi madre dos huevos para que me hiciera esa
noche mi abuela una tortilla, me los metí en el bolsillo y salí corriendo con tal mala suerte que me caí y
digo ¡adiós mis huevos! Ya hemos hecho la tortilla.
En este
barrio también vi construir el depósito de agua potable que ahora tenemos, y
del que hacemos uso, recuerdo como el tío Matías hacía de porvorista, tiraba los barrenos para arrancar
las piedras que había en la cimentación y nos escondíamos en las chimeneas para
verlo .
¡Aquello sí
que eran medias de seguridad!
También
recuerdo cosas menos buenas, cuando a mi tío Ciriaco lo arrastraron las vacas y
salió vivo de milagro, o cuando el camión del butano cayó por encima de una
cueva al corral de mis abuelos, con la suerte de que no hubo ninguna desgracia
ya que el camión iba sin conductor.
Hablando de
conductores no puedo olvidar mi profesor particular de autoescuela “EL MINGO”
que cuando apenas llegaba con los pies al suelo, él me enseñó en la bici, en la
moto y aprovechábamos en tiempos de las
vendimias mis primeros volantazos del coche.
FOTO: J.J. CARVAJAL
FOTO: J.J. CARVAJAL
De mis
tiempos de escuela recuerdo con cariño Dª Patro, que fue mi primera maestra, en
aquellos pupitres plegables de madera de haya,
a Dª Encarnita que me enseñó entre otras cosas a pronunciar bien la “ R
“ .Don José María que todas las mañanas le llevaban su tazón de leche con
sopas; Don Antonio el de los PARDILLOS MALEANTES Y GOLFOS PLAYEROS; Don Mateo
con su estilo particular de fumar ”ducados” en la clase.
Amador y Leandro junto con Encarnita, que fueron mis maestros y que actualmente han
sido y son de mis hijas y eso me llena de satisfacción.
También como
no recordar a mis compañeros de escuela, que en aquellos tiempos éramos
bastantes, no como ahora, podría decir todos los nombres porque hace unos días Amador me entregó el
listado de todos los que estábamos, que de ellos la mayoría viven fuera ,y aprovecho la ocasión para ver si podemos
contactar y algún día poder juntarnos.
Recuerdo
también los años de la rondalla, aquellas misas de gozos, los villancicos, las
serenatas.
Luego el tiempo
de estudiante en Huéscar con mis nuevos compañeros y todavía amigos, y como no
recordar a mis tíos y primos que todos los medios días los pasaba con ellos a
las horas de las comidas. La máquina del bar de Molina que escuchábamos sus
canciones antes de coger el transporte por las mañanas.
Durante las
tareas de verano siempre ayudaba a mi padre en el campo, recuerdo a mi tío
Joaquín y a mi padre haciendo adobes de barro y paja para sus pequeñas
construcciones, o al tío Pedro el Ratón haciendo almiares, que recubría con
barro para que no se mojara la paja.
Por estas
fechas que ya se había segado y acarreado, se trillaba, se metía la paja, el
grano, se dormía al raso en la era, y se respiraba el olor del amanecer.
Más tarde
llegó nuestra particular revolución industrial agrícola, compró mi padre una
segadora y gavilladora, y por lo menos ya
no teníamos que segar a mano .Luego llegó Faustino con su máquina
segadora y amarradora, otro avance, después llegó el suave con su cosechadora
que iba cayendo el grano a los sacos y
por último llegó la que actualmente conocemos.
También me tocó
la época de las pipas, quizá la más productiva que conocemos, recuerdo el
camino que seguíamos para ir a los
bancales, la cañada Don Tomás con sus árboles verdes, la cañada de Cadenas,
Cañada Don Alvaro, y sobre todo el Marchal donde podías encontrar casi de todo
,una balsa, animales de todas clases,
frutales y sus huertos, todavía me viene al paladar el sabor de aquellos
tomates, ¡lo que hacía el agua! Pero sobre todo, lo que mejor tenía era los que
allí vivían, Serafina y el tío Sebastián ¡gente buena donde la hubiere!
Recuerdo los tiempos de la taponera, del tomillo,
del romero, íbamos con las motos mis
amigos Torres, Molina y compañía, con lo que ganábamos ya teníamos para la
feria y nuestros caprichos.
Por aquellos
años nos mudamos a vivir a la calle José Chalud, donde he pasado toda mi juventud y ahora paso casi a diario por ahí, ahora en las noches de
verano se juntan todos los vecinos a tomar el fresco y hacer su pequeña salsa
rosa, que espero disfruten muchos años.
Durante mi juventud vino el centro cultural, la primera
televisión en color, los juegos de pin-pon, billar, el teatro con Leandro, que
por suerte todavía me da algunos papelillos. Fui ayudante de cine con Amador en
dicho centro, y así fueron pasando los años, hasta que un día tuvimos la idea
de formar un grupo de música, estuvimos negociando primero con los componentes
de Quinto Sistema, y después con nuestros padres para que nos dieran el dinero,
que no era poco para aquellos entonces, las negociaciones no fueron fáciles,
pero al final convencimos a los padres de Torres, de Antonio el Moli y al mío
mismo.
Entonces
formamos el grupo Almaida, junto con
Francisco y su hermano Gabriel, en aquellos tiempos yo era el batería, y
después de unos años decidí abandonar y centrarme en el trabajo que tengo
actualmente.
FOTO: J.J. CARVAJAL
FOTO: J.J. CARVAJAL
Así ha ido
pasando el tiempo, y ahora estamos como decía nuestro paisano y amigo Angel
Malagón:
Estoy en la
etapa del burro y ahora lo explicaré, hacía una comparativa entre el ser humano
y los animales.
Cuando somos
niños: igual que los chotos, saltar y correr.
Cuando somos
jóvenes: igual que los toros, fuerza y poder.
Cuando somos
mensos jóvenes: igual que el burro, comer, dormir y trabajar.
Y los
mayores como yo, decía él, igual que los
cerdos, nada más que gruñir y renegar; y así vamos pasando las etapas de la
vida.
He sido
partícipe, quizás, de una de las generaciones y de la evolución más grandes, desde
refrescarnos y chapucear en la mimbrera a bañarnos en las balsas Piz y
Villalobos, hasta llegar a esta piscina tan singular que ahora tenemos.
He visto la
instalación del agua potable, el asfaltado de calles, construir las escuelas,
el matadero, el salón cultural…. Hemos ganado en infraestructuras pero también
hemos perdido otras muy importantes. Somos cómplices de la desertización de
nuestra vega, hemos perdido algunos acuíferos y estamos perdiendo lo más
importante que es la falta de la población, que poco a poco nos van dejando,
los mayores por un lado, y los hijos ya más grandes por otro.
Reflexionar
un poco es fácil, mirar nuestras calles principales, esas casas señoriales casi
vacías. Nuestros anejos bastantes despoblados, y para que eso no siga
aumentando, necesitamos gente joven emprendedora. Lo que queremos es que os
vayáis a estudiar fuera, os preparéis, toméis experiencia y seáis capaces de
volver algunos a ésta tierra que tanto queremos, con nuevas inquietudes e
innovaciones.
Bueno
cambiemos de tercio, es tiempo de fiesta, porque no olvidemos que el motivo de
estar reunidas tantas personas no es
nada más ni nada menos, que celebrar las
fiestas en honor a nuestra patrona la virgen de los Dolores; y es por ello que hacen que acudan las gentes por
muy lejos que se encuentren y
complicadas que estén las cosas.
Hacen que se
reencuentren familias y amigos que desde hace ya tiempo no nos hemos visto, son
fiestas que vivimos con mucho entusiasmo desde el más pequeño hasta el más
grande.
Los más
grandes, porque podemos saborear esa cerveza fresca junto algún familiar o
amigo, contándonos las anécdotas e historias que nos han pasado en este largo
año que no nos hemos visto.
A los más
pequeños, que verdaderamente son ellos los protagonistas, que llevan todo el
año esperando la feria y tres o cuatro días antes, se pasan las tardes dando
vueltas para allá, para acá, a ver si ven algún feriante asomar, les hace una
ilusión enorme cuando los ven venir, ¡A ver si son los coches eléctricos, el tío
los líos, la caseta de tiro¡
Como os
decía son momentos de dejarnos llevar, dejar atrás los agobios, el estrés,
sufrimientos y preocupaciones, que para eso ya tenemos todo el año y vamos a
dedicarnos a reír, bailar, jugar, ligar, y disfrutar que creo que el que más y el
que menos se lo merece.
No quiero
terminar sin hacer alusión e invitaros a nuestras famosas fiestas de invierno,
SAN ANTON Y SAN SEBASTIAN, que se celebran en Enero, por la fecha parece que no
es muy apetecible, pero os puedo asegurar que son fiestas que se viven con mucha intensidad y siempre
hay una excusa para los que están fuera, venir. Y los que vienen por primera
vez, vuelven a repetir.
Ya, nada más.
Decir a mi mujer y a mis hijas que ya
pueden dormir tranquilas esta noche, ya que hemos llevado un verano un poco
nerviosos, pero al final todos me han apoyado, sobre todo mi mujer, a la que le
doy las gracias, y saludar a mis familiares, amigos y pandilla, a la calle
Mercedes Ortiz, que llevo casi dieciocho años viviendo en ella. Recordar
también a todas las personas queridas que ya no están entre nosotros, y a todos vosotros un fuerte abrazo de corazón y agradeceros el haber estado aquí
y haberme aguantado.
También
quiero tener una mención especial a esa Corporación Municipal y a mi pueblo
entero, por este año haber sido su pregonero.
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