VISTAS ESPECTACULARES DE LA CIUDAD DE GRANADA.


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ORCE (Granada)

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VISTAS: PASEO, IGLESIA, CASTILLO Y PLAZA.

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VISTA AÉREA DEL PUEBLO

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viernes, 8 de diciembre de 2017

ANTONIO GILLÉN GÓMEZ. LIBROS Y ARTÍCULOS QUE HA PUBLICADO.



FUENTE: FUNDACIÓN DIALNET
LIBROS Y ARTÍCULOS PUBLICADOS POR Final del formulario
Antonio Guillén Gómez

Periodo de publicación recogido  1973 - 2013
Libros (5)

·         LIBROS.
La Corte Chica: alcaides, gobernadores, señores de ganados y otras oligarquías, en el Orce del Antiguo Régimen (1488-1835)
Antonio Guillén Gómez
Ayuntamiento de Orce, 2009. ISBN 978-84-606-4915-1

Antonio Guillén Gómez
Instituto de Estudios Almerienses, 2008. ISBN 978-84-8108-433-7

Brotes juadizantes en los antiguos partidos de Baza y Guadix: la gran redada inquisitorial de 1715-1727, en los Tribunales de Granada, Murcia y Valencia
Antonio Guillén Gómez
Fundación Caja Rural de Granada, 2008. ISBN 978-84-691-2170-2

Una aproximación al Trienio Liberal en Almería: la milicia nacional voluntaria y su entorno (1820-1823)
Antonio Guillén Gómez
Almería : Instituto de Estudios Almerienses, 2000. ISBN 84-8108-197-3

Antonio Guillén Gómez
Almería : Instituto de Estudios Almerienses, 1997. ISBN 84-8108-144-2

ARTÍCULOS DE REVISTAS.

Antonio Guillén Gómez

El extraño caso de la monja hermafrodita: Sor Fernanda Fernández, natural de Zújar
Antonio Guillén Gómez
Péndulo. Papeles de Bastitania, ISSN 1138-686X, Nº. 14, 2013, págs. 183-187

Antonio Guillén Gómez
Péndulo. Papeles de Bastitania, ISSN 1138-686X, Nº. 14, 2013, págs. 243-260

Con la Ilustración al fondo: pequeñas historias de la historia de Zújar (1750-1760). Fiesta de la Virgen de la Cabeza
Antonio Guillén Gómez
Péndulo. Papeles de Bastitania, ISSN 1138-686X, Nº. 14, 2013, págs. 313-320

Antonio Guillén Gómez
Péndulo. Papeles de Bastitania, ISSN 1138-686X, Nº. 13, 2012, págs.151-162

Antonio Guillén Gómez
Revista velezana, ISSN 1132-7693, Nº. 30, 2012, págs. 42-63

Antonio Guillén Gómez
Trienio: Ilustración y liberalismo, ISSN 0212-4025, Nº 59,012, págs. 117-191

Antonio Guillén Gómez

Aportación al estudio de la música en la Catedral de Guadix: a propósito de unos villancicos cantados en las Pascuas de 1750
Antonio Guillén Gómez

Antonio Guillén Gómez
Trienio: Ilustración y liberalismo, ISSN 0212-4025, Nº 58, 2011, págs. 117-182

Antonio Guillén Gómez
Boletín del Centro de Estudios Pedro Suárez: Estudios sobre las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar, ISSN 1887-1747, Nº. 23, 2010 (Ejemplar dedicado a: La Guerra de la Independencia en las comarcas de Baza y Huéscar (1808-1814)), págs. 277-330

Antonio Guillén Gómez
Péndulo. Papeles de Bastitania, ISSN 1138-686X, Nº. 11, 2010, págs. 121-128

Picaresca integrista, judaizantes e Inquisición en el Vélez Rubio de 1720: las denuncias efectuadas por el ministro Francisco Martínez Lasso de Vega
Antonio Guillén Gómez
Revista velezana, ISSN 1132-7693, Nº. 29, 2010, págs. 16-35

Antonio Guillén Gómez
Boletín del Centro de Estudios Pedro Suárez: Estudios sobre las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar, ISSN 1887-1747, Nº. 22, 2009 (Ejemplar dedicado a: Guadix y la Guerra de la Independencia : (1808-1814)), págs. 195-226

Un pueblo contra su señor: Orce y Doña María de Luna
Antonio Guillén Gómez
Péndulo. Papeles de Bastitania, ISSN 1138-686X, Nº. 10, 2009, págs. 45-60

La Junta de Gobierno de Granada y su contribución al apoyo logístico de los ejércitos nacionales: la fábrica de armas de fuego, junio 1808 - enero 1810 (II parte)
Antonio Guillén Gómez
Cuadernos del Bicentenario, ISSN 1887-2581, Nº. 4, 2008, págs. 15-35

Antonio Caro en Orce: un gran retablista para una iglesia barroca
Antonio Guillén Gómez
Péndulo. Papeles de Bastitania, ISSN 1138-686X, Nº. 9, 2008, págs. 207-234

Antonio Guillén Gómez

Antonio Guillén Gómez
Cuadernos del Bicentenario, ISSN 1887-2581, Nº. 2, 2007, págs. 13-24

A propósito de unas cartas de las Tudó: Godoy, Granada y la quiebra de 1808
Antonio Guillén Gómez
Trienio: Ilustración y liberalismo, ISSN 0212-4025, Nº 49, 2007, págs. 5-62

Antonio Guillén Gómez

Antonio Guillén Gómez
Péndulo. Papeles de Bastitania, ISSN 1138-686X, Nº. 6, 2005, págs. 261-312

Antonio Guillén Gómez

Antonio Guillén Gómez
Péndulo. Papeles de Bastitania, ISSN 1138-686X, Nº. 5, 2004, págs. 189-276

Antonio Guillén Gómez

Acción popular y exaltación nacionalista en el Guadix de 1810: muerte del regente Trujillo. Prólogo y epílogo de una tragedia anunciada
Antonio Guillén Gómez

Antonio Guillén Gómez

Antonio Guillén Gómez

Patriotismo y moderación liberal en el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen: el velezano Ginés María Belmonte y Díaz (1787-1857)
Antonio Guillén Gómez
Revista velezana, ISSN 1132-7693, Nº. 19, 2000, págs. 129-148

Presencia y potencia de la Ilustración en el Guadix del último cuarto del siglo XVIII: el doctor Juan de Dios Ayuda y sus investigaciones científicas
Antonio Guillén Gómez

Antonio Guillén Gómez
Revista velezana, ISSN 1132-7693, Nº. 18, 1999, págs. 61-82

Antonio Guillén Gómez
Revista velezana, ISSN 1132-7693, Nº. 16, 1997, págs. 33-54

Expediciones científicas e ilustración en los últimos años del Antiguo Régimen: el viaje de Simón Rojas Clemente al Reino de Granada: la comarca de los Vélez (1805)
Antonio Guillén Gómez
Revista velezana, ISSN 1132-7693, Nº. 15, 1996, págs. 71-82

Antonio Guillén Gómez
Revista velezana, ISSN 1132-7693, Nº. 13, 1994, págs. 35-44

Antonio Guillén Gómez

Castillos de España: publicación de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, ISSN 0008-7505, Nº 77, 1973(Ejemplar dedicado a: Los castillos en su medio ambiente y en relación con el turismo cultural), págs. 32-38

HOMENAJE A ANTONIO GUILLÉN GÓMEZ.

La Voz de Almería. MIERCOLES NOVIEMBRE 08, 2017

Antonio Guillén Gómez.  Un obituario precipitado
José D. Lentisco

Antonio Guillén Gómez nació en Orce (Granada). Estudió Ciencias Económicas en la Universidad de Madrid. Durante esta etapa académica inició sus colaboraciones en algunos periódicos y revistas -Ideal de Granada, o Castillos de España, de Madrid-, así como en otras publicaciones de índole universitaria, obteniendo sus primeros triunfos literarios: finalista del Diario Regional, de Valladolid (1963, "El Agujero"); primer premio del Distrito Universitario de Madrid (1964, "La Noche"); primer premio de la revista Tobera (Escuela Superior de Ingenieros Aeronáuticos de Madrid, 1964, "Madrugada y Niebla"); segundo premio de Radio Popular de Madrid (1974, "Vuelve Germanie"); finalista del Distrito Universitario de Salamanca (1965, "Viaje al oscuro silencio"); Teatro Cervantes, de Buenos Aires (1979, "Música de América y España"), etc. Investigación histórica Abandonó pronto la escritura de ficción, para dedicarse totalmente a la investigación histórica, centrando sus estudios en el Reino de Granada. En este campo obtiene el primer premio del concurso de investigación convocado por la Asociación Española de Amigos de los Castillos, en 1977, por su trabajo "Orto y ocaso de una zona fortificada: la Hoya de Baza, en el extremo nordoriental del Antiguo Reino de Granada". Es autor, así mismo, de numerosas monografías históricas, con el Sureste como objeto de reflexión y estudio; algunas de las cuales han visto la luz en Alcazaba, publicación periódica de su tierra, Orce, entre 1985 y 1994. Conocí a Antonio a comienzos de la década de los 90, en Orce, de la mano de nuestro común amigo Antonio "Regino". Habíamos contactado por teléfono para hablar de un persona clave en nuestras vidas de investigación: el célebre cura ilustrado Antonio José Navarro López (Lubrín, 1739 - Baza, 1797). Recuerdo aquel lejano y caluroso día de agosto discurriendo por la dorada estepa cerealista entre la Dehesa de la Alfahuara (María) y el camino viejo de Orce por la cañada de Vélez. Desde el primer momento me impactó su fuerte carácter, me sedujo su peculiar personalidad y me interesó su profundo conocimiento de los personajes del Siglo de la Ilustración y los comienzos del liberalismo en España. Pronto supe de su inquietud por la creación literaria y la investigación histórica. Desde entonces todos los veranos hacíamos lo posible por vernos y hablar de proyectos y actividades. Al poco (1997), entre Revista Velezana y el IEA, editamos un libro fundamental en nuestra vida editorial: Ilustración y reformismo en la obra de Antonio José Navarro, cura de Vélez Rubio y Abad de Baza (1739-1797). A él siempre le gustaron los títulos densos, explicativos, rotundos. A partir aquí las colaboraciones escritas comenzaron a incrementarse tanto en Revista Velezana como en Axarquía (Levante almeriense), Péndulo (Baza), Boletín del Centro de Estudios Pedro Suárez (Guadix), Trienio: Ilustración y liberalismo y libros en el IEA (La expedición revolucionaria de agosto de 1824 contra las costas de Almería, 2009; Una aproximación al Trienio liberal en Almería: la milicia nacional voluntaria y su entorno (1820-1823), 1999. Antonio, como el cura ilustrado, suspiraba por su país: "Solo hablo de la pequeña parte del Reino de Granada comprehendida entre una línea que desde Almería suba a lo más alto de Sierra Nevada, baje desde allí por el río Fardes, y por la Sierra de Huéscar caiga a Lorca, y entre en el mar por Cope, junto a Águilas". Curiosidad insaciable Investigó cuanto pudo y supo de su pueblo, amó y estudió profundamente a las gentes y las tierras del Sureste. Su curiosidad era insaciable, pero quizás el que alcanzó mayor impacto entre sus vecinos fue el de las fotografías antiguas comentadas. Pocos escritores tan finos, creativos y rigurosos como él, pero tan preciso, elegante y profundo. Desatendía los avances electrónicos, se negaba a utilizar el coche, costó Dios y ayuda que dispusiera de teléfono móvil y ordenador, pero era feliz viajando por el mundo, asistiendo a actividades culturales, cantando en el coro de sus entrañables compañeros de Madrid o charlado con amigos y paisanos. Se construyó una extraordinaria mansión con una clara vocación museística en Orce donde alojó convenientemente sus colecciones y tesoros artísticos, recuerdos de viajes, artesanías familiares, libros, cuadros, grabados, pinturas, esculturas, barros y un sinfín de objetos que él nos mostraba cada verano con ilusión y vehemencia. Viaja poco de Madrid a Orce, pero cuando lo hacía era con total intensidad y entrega: saludando a sus viejos amigos y amigas, charlando con todos, criticando los cambios negativos de su amado municipio. Hizo de su vida una constante superación por la escritura, el enriquecimiento cultural, sensibilidad con el patrimonio y por los objetos de valor artesanal o artístico. Nuestra última visita fue memorable: agosto de 2016. Dimos cuenta de un suculento asado de cordero, charlamos, discutimos intensamente (como casi siempre) y, sobre todo, valoramos su última pasión: la creación de un museo local en el palacio de los Segura con toda su colección de antigüedades y recuerdos de viaje por el mundo. Le ofrecimos nuestra colaboración, pero también le señalamos algunas dificultades. Sin saberlo, fue una feliz despedida. Desde entonces trabajaba con denuedo haciendo inventario, documentando y preparando las piezas. Durante el mes de agosto y parte de septiembre estuvo enfrascado con notable entrega y desmedido afán. Estoy seguro que su último aliento lo dedicó al añorado museo. Vanas ilusiones de los hombres que la muerte se encarga de cortar despiadadamente.

domingo, 5 de noviembre de 2017

PREGÓN DE LAS FIESTAS DE AGOSTO 2017. ÁNGELES MOLINA



Buenas noches, familia, amigos, visitantes y orcerinos todos.
El día que José Ramón me dijo que si quería decir el pregón de fiestas, me quedé tan sorprendida que le dije:-
 ¡Muchacho! ¿Yo? ¿Y qué voy a decir? Pero fue un momento,  porque el sorprendido fue él cuando vio que aceptaba. Espero no decepcionarlo. Solo hay que ser atrevida y habladora, y esas dos cualidades las tengo. O defecto, según se mire.

Hoy, señor alcalde y Puri, os doy las gracias por darme la oportunidad  de poder agradecer en público a tantas personas que me han ayudado en mi caminar.
Me presento, por si alguien no me conoce. Soy Angelita, nacida en Orce, en el barrio de San Pedro. Molina  y Leoncana por parte de padre. Aludía y Ciñá  por parte de madre.
Emigrante por dos veces. Primero a Francia y después a Barcelona.

Mi niñez fue muy feliz, esa libertad de jugar en la calle con mis amigas a la rayuela, a la soga, a pillar, (siempre llegábamos a la casa con la falda del vestido colgando) , Teatros, casi todos los domingos hacíamos uno en el corral de la tía Rogelia, en el barrio de San Marcos.  Por la mañana lo barríamos y por la tarde actuábamos, no teníamos que ensayar, siempre era el mismo. (En las cuevas que hay en Graná……..) y con las ganancias ya teníamos “pa pipas”. También jugábamos a un juego que se ha perdido, que era una paleta, un taco de madera y un maural. Decíamos: Voli—Troli. Los que han jugado se acuerdan.
Los veranos jugábamos en la “parva” de mi tío Antonio el Ciñao, y en Septiembre nuestra querida feria, con sus columpios y la caseta del turrón que tan bueno estaba.  Ahora ni caso le hacemos.

¡Cuantos recuerdos! El que peor llevo es haber pasado por debajo de la cimbra desde los cuatro caños hasta la gasolinera (que entonces no existía) ¡Qué miedo! Todo tan oscuro y peligroso.
También quiero tener un recuerdo para mi maestra, Doña Enriqueta, que nos dejaba los recreos libres para hacer estas travesuras.
Los niños siguen teniendo la misma suerte de poder jugar en la calle, pero hay una cosa que ha cambiado. Ahora oigo:
- ¡Vamos que te tienes que duchar! Ese problema no lo teníamos nosotras. Mi madre con una toalla mojada nos daba en la cara, brazos y piernas. Y una vez a la semana, en un lebrillo o barreño, nos daba un baño. También teníamos la mimbrera y el hondón para bañarnos en verano.
No es lo mismo darle al grifo que subir el agua del cañico, que era el que más cerca teníamos.
¡Qué buenas y necesarias son las duchas!, pero que gastazo de agua tenemos y a veces despilfarro en las casas y lo que no son las casas.
Aquí se salvan los más mayores que son los únicos que saben cuidar y valorar las comodidades que hoy tenemos.
Cuando hicieron la depuradora, pensé, bueno por lo menos algo se recupera para otros menesteres. Por ahora vamos con suerte que no tenemos recortes de agua, espero que nos dure, pues son muchos los nacimientos de agua que hemos visto secarse y eso es preocupante.

A los once años cambió mi vida. Mis padres se habían ido a Francia a trabajar y mis hermanas y yo nos habíamos quedado con las abuelas. Fue el año de los terremotos.
Cuando mis padres ya tenían trabajo y casa, mi madre vino a por nosotras. Ella sin saber nada de los terremotos venía por Valencia y escuchó a alguien decir lo que estaba pasando en esta parte de Granada. Esos días nos habíamos ido a Cullar huyendo del miedo. Nos bajamos de la Autedia cinco niños (Mª Carmen con meses) una abuela y mi tía Alodía, sin saber donde ir, buscando una fonda. ¡Y allí estaba nuestro Ángel de la guarda! Que nos preguntó si eramos de Orce y si teníamos a donde ir. Nos dijo que él ya tenía una familia acogida y nos llevó a casa de su hermana que vivía enfrente de la pastelería Kika. Como estábamos cerca de la parada de autobuses mis hermanas y yo nos entreteníamos viéndolos llegar. Y un día en uno de ellos estaba mi madre. Ella no sabía que estábamos en Cullar y nosotras no sabíamos que venía. ¡Qué sorpresa! Nos quedamos un día más en Cullar y volvimos a Orce.
Nuestro agradecimiento eterno con la gente de Cullar. Cuando tanto se hablaba de los terremotos de Lorca, llamé a Canal Sur radio, no dí mi nombre, solo quería hablar del pueblo de Cullar y de su gente y decirles que, aunque han pasado los años, Orce sigue agradecido. Y al poco tiempo vinieron e hicieron un reportaje de lo que entonces pasó.
Por mucho que le dolió a mi madre dejar a su familia, con esos terremotos que no paraban, nos fuimos a Francia.
No me acuerdo mucho del viaje, que fue muy largo, y cuando llegamos a Roujan, después de la alegría del encuentro, nos dijo mi padre que estábamos muy negras. ¡Cómo no íbamos a estarlo si vivíamos en la calle debajo de las acacias de la era de mi abuela!
Y después de la vendimia a la escuela. A mis hermanas las pusieron con niñas más pequeñas y a mí con las que se estaban preparando el graduad escolar. Me sentaron al lado de una española que me hacía de intérprete.
La maestra, Madame Comète, me hacía leer en voz alta y claro todas las niñas se reían. ¡Que mal lo pasé!
Tuve que aprenderme una poesía de memoria, sin saber lo que decía, pero que nunca he olvidado. Y la voy a recitar en honor a todos los españoles que aprendían francés y a los franceses que aprenden español.
Dice así:

Les zéphirs se donnent oux flots,
les flots se donnent a la lune,
les navires aux matelots,
les matelots â la fortune.
Tout ce que l’univers conçoit
nous apporte ce qu’il reçoit
pour renche notre vie aisée.
L’abeille ne prend point du ciel
le doux present de la rosée
que pour nous en donnen le miel.


Y en tres años que estuve con esta maestra aprendí el francés a la perfección y me saqué el graduado. Después, dos años más en un colegio de chicas, nos enseñaban a coser y a cocinar entre otras cosas. Este colegio era un internado y había marroquíes, hindúes, católicas, protestantes. De todas las razas y de todas las religiones y todas estábamos muy unidas.
Yo ya tenía dieciséis años, y podía haber estado hasta los dieciocho en este internado, pero a mi padre no le gustaba vivir en Francia y decidió volver a Orce. Mis hermanas y yo nos hablábamos en francés y él decía: ¡En la casa se habla español! Volver fue una lástima por mis hermanas que eran muy buenas en los estudios.
También diré que mi ídolo era Adamo.
Durante esos años veníamos en verano, teníamos un coche amplio, el Ariana, era semi-viejo y ¡cómo se calentaba el joío en las cuestas de Garraf!
En Septiembre vendimiábamos, como todos los que iban,  que entonces eran muchos ¡Qué alegría cuando llegaba el autobús lleno de orcerinos!  Entre ellos mis tíos y mi abuelo.
Estuvimos a gusto en Francia y la felicidad llegó con el nacimiento de mi hermano Alfonso. Era nuestro juguete. Así que tengo un hermano francés, de padres españoles, residente en Barcelona y que le gusta mucho venir a Orce. Aparte de sus padres y hermanas, tiene a sus sobrinos y resobrinos que lo adoran.

La alegría de vivir en Orce nos duró dos años. Los paisanos que tenemos en Torelló le decían a mi padre que allí había trabajo, y mi madre lo convenció en irnos, para así mantener la familia unida.
Fueron dos años muy felices. Yo dormía con mi prima Lola, a ella le sobraban camas y nosotros no cabíamos en casa de mi abuela.




Me compraron una máquina de hacer punto, que aprendí en casa de las merguizas. Mucha gente tenía máquina y era trabajo para el pueblo.








Las amigas me ensañaron a bailar en el salón de los fragüeros y también, me eché novio.
Irnos a Barcelona fue duro, íbamos por la mitad del camino y todavía llorábamos. Nos fuimos en Diciembre, ¿No sé por qué? Y lo que más me chocaba era que la gente trabajaba todo el día. -Pues,¿cuándo iban a hacer los mantecados y los rosquillos para Navidad?- Me preguntaba yo. Ese olor a pino del horno de la joven y esos dulces recién sacados que nos comíamos aunque estuvieran calientes.
¡Cómo los eché de menos!

Mi agradecimiento a las hijas de Purilla y demás paisanos que nos ayudaron a encontrar pronto trabajo.
Todos los veranos veníamos a pasar nuestras vacaciones, y el cuarto año vine y me casé con mi novio Pepe, hijo de María la forastera y Joaquín el Lanero. Fue un día muy feliz, la boda se celebró en el salón de los Fragüeros ¡Qué calor! No sé porqué era la costumbre de tomarse el chocolate con churros a mediodía y por la noche la cerveza fresquita. También podía ser al revés. Ahora todo eso ha cambiado.
Nos fuimos de viaje de novios (una semana a Granada) y después a Torelló  donde ya teníamos nuestro piso.
Nuestra hija Mª Ángeles llegó pronto, una niña con síndrome de Down, nosotros estábamos felices con nuestra hija y no nos importaba ¡Cuánto amor recibió esta niña de toda su familia!
Después nació José Joaquín un buen hijo, un buen hermano y con el tiempo
el mejor padre.
Pero los años pasaban y aunque mi madre cuidaba a Mª Ángeles mientras yo trabajaba, llega un momento en que es incompatible el trabajo y una hija que necesita tanto cuidado. Por entonces, llegó  la crisis del ochenta y dos y en la fábrica  los que pedíamos la cuenta nos daban una indemnización y el paro. Pepe que tenía ganas de volver a Orce y a mí me gustaba la idea sobre todo por mis hijos así que ¡Nos vinimos!
Me dio lástima por mis padres y hermanos. Mª Luz ya vivía en Valencia, pero aquí también teníamos a la familia. José empezó la escuela, Pepe a hacernos la casa, y yo a cuidarlos.
Mis suegros y mis abuelas tan contentos de tenernos aquí y yo también.
En Orce nació Sebastián, un sol de hijo, buen hermano y muy servicial para todos, y gracias a él aprendí enfermería(¡Qué manera de darse porrazos con la bici, iba siempre lisiao!).
Y sigo, agradeciendo a toda la familia de mi marido y a la mía que, cuando llegaba la matanza, que yo no tenía ni idea, allí estaban todos para ayudarme.
Aquí parece que eso es normal, que no tiene importancia, pero cuando vienes de un trabajo, que hora que echas hora que cobras, y ves la generosidad con la que te ayudan… eso se queda en el corazón.
Me pasó lo mismo con los agricultores. Siembran, no llueve a tiempo, no recogen o recogen poco, pero ya están preparando la tierra para otro año. Menos mal que de vez e cuando viene uno medio bueno.

Va pasando el tiempo y a los once años de estar aquí mi hija murió, con dieciocho años, una Nochebuena. Se ve que en el cielo faltaba un Ángel esa Navidad. Se queda una tonta, sin saber que hacer, pero yo tenía dos hijos más y los niños no tienen culpa de las desgracias que nos pasan a los mayores y había que seguir, y así lo hicimos sin olvidar a nuestra Mª Ángeles. Aquí, agradezco a mi cuñada Rosita que cuando la necesité, siempre me ayudó.

Y para ir terminando, me faltan los niños y los abuelos.
La vida es como un arco, así la veo yo, primero está la niñez. Todos los niños deberían tener una infancia feliz, son los cimientos de su vida y eso no quiere decir darles todo lo que quieran, ni mucho menos.
Yo no tuve juguetes, ni los eché de menos. Se trata de la dedicación y el cariño que se les da. Me acuerdo que en invierno, al lado de la lumbre, mi madre nos contaba cuentos  y con solo eso éramos felices.
A mí me gustan los niños, será por eso que soy catequista. María Abril decía que eran muy buenos. No, no, María, no son ni buenos ni malos, son traviesos. Pero tenemos recompensa. El año pasado ese grupo de jóvenes, tan numeroso,  se confirmó, yo lo disfruté y agradezco el regalo de fin de carrera.
A los niños aparte de enseñarles las oraciones, (el saber no ocupa lugar) les digo, sobre todo a los mayores, lo peligroso que es un falso testimonio y las consecuencias que eso conlleva. Y que sepan respetar. Respeto entre ellos, con la familia, en la calle, etc.
Para los padres y adolescentes, qué buenos son los consejos del juez Calatayud.

Después de la niñez tenemos esos cincuenta o sesenta años que hay que luchar: estudiando, trabajando, criando a los hijos, cuidando a los mayores, ayudando a los nietos. Hay bueno, malo, regular, triste, alegre… pero es normal. Es nuestra vida.

Y la otra punta del arco es la vejez, Aquí depende de la mentalidad de la persona y de su salud, por supuesto. Pero un ¡olé! A todo aquel que la vive y la disfruta con optimismo. A mis abuelas las he querido muchísimo, eran diferentes en el carácter y sus vidas también fueron diferentes y penas no les faltó a ninguna.
La madre de mi madre se quedó viuda en la guerra civil y tuvo que luchar para criar a dos niños pequeñas. Fue un desgracia que les pasó a muchas mujeres. Se merecen un monumento. Mi madre y mi tía se quedaron sin padre, pero ahí estaba su tío Antonio el Aludío para hacer de padre y también de abuelo.
El papa Nono cuanto nos hizo reir en las matanzas y cuando nos juntábamos. ¡Que buena persona era!
La madre de mi padre (Carmencilla) persona generosa, con una gracia y un “don” especial. Mucha gente se acordará de ella. Mis amigas, las de mis hermanas, las de mis primas, vecinos y sobre todo su familia.
Para todo el que llegaba había algo. Daba de lo que tenía y nunca faltaba tarta y chocolate.

Tampoco se me ha olvidado mi abuelo Sebastián, (El papa Chan) él no tenía ganas de zagales, no le gustaban, pero era el que nos daba una pesetilla que necesitábamos para ir al cine. Y eso es de agradecer.

¡Que buena es la relación abuelos y nietos!
Los niños crecen con otros valores. Yo ahora como abuela, lo estoy disfrutando.

Y como se trata de agradecimiento. Quiero tener un recuerdo a Luís Sanjuán, que con su generosidad, muchos niños de Orce disfrutaron de su viaje de estudios, uno de ellos mi hijo.

Un saludo a mis sobrinos, que saben que los quiero, nuera, cuñados, primos, tíos, vecinas, amigas y coro. Y a todos los que se han ido, un beso.

Gracias por la paciencia que habéis tenido en escucharme.

Desearos unas felices fiestas, muy felices, a los que estamos aquí y a los que vienen con la ilusión de volver a su pueblo. ¡Que de eso sé yo algo!

Y ya me despido con una oración que aprendí de mi abuela. Dedicada a la Virgen que para eso es su fiesta.
Te acompaño en la calle de la amargura
Virgen de los Dolores, bendita y pura
No ves mi llanto
Yo también madre mía padezco tanto.
He perdido el sosiego, la paz, la calma
Y en un mar de penas, vive mi alma
Nadie se compadece de mis tormentos
Solo tú, madre mía, ves lo que siento.
Aunque en el mundo hay criaturas buenas
Hay muchas que no saben lo que son penas.
Por eso te suplico que desde el cielo
Me prestes amoroso dulce consuelo.
Mi corazón te llama, te necesita
No me abandones nunca, Virgen bendita.
Para vivir, tu amparo me es necesario
y he de seguir tus huellas hasta el calvario
y así que a tus plantas llore y me aflija
Piensa: Tú eres mi madre, yo soy tu hija.

Gracias. Y  VIVA ORCE!!!!!!!